miércoles, 30 de abril de 2008

Poderes

Era una de esas tardes que estaba por terminarse como tantas otras, cuando rondaba por la parte más tupida de la selva que me tocaba reinar. Caminaba distraído, mirando a esos revoltosos y juguetones pichones que entre árboles aprendían a volar a los golpes, era indisimulable en la cara de sus padres, el respeto que imponía mi figura, algo que debo reconocer que me enorgullecía.
Pero tanto andar con el pecho inflado, me jugó una mala pasada, por andar así distraído fue que no vi una rama que asomaba de un costado del sendero. Ella era puntiaguda y me lastimo en el costado. ¡Ay! ¿Cómo explicarlo? Un dolor tan profundo casi hace que se me escape un rugido espantoso, cosa prohibida para el rey de la selva. Que no es rey tan solo por portar una melena, sino que presupone de valentía y coraje como ejemplo para el resto. Pero a pesar de esto como hacer para parar a mi pata delantera que empezó a llorar en rojo.
No podía yo, el león, aparecer ante el resto de la selva así frágil y lastimado, y menos por una rama que estaba quieta a un costado. Tuve que recostarme para calmar ese dolor, y solo respirar esperando una solución, la herida era mas grave de lo que había imaginado, pero mi preocupación pasaba por otro lado. Las preguntas rondaban de oreja a oreja en mi melena, cómo hacer para volver así lastimado, si yo solía ser el mas fuerte y allí radicaba mi poder para establecerme como rey. Ahora cualquier otro de enterarse de este hecho podría desafiarme, sobre todo aquellos que esperaban el momento de algún flaqueo para ganar el reino. Y así lastimado, no podría enfrentarles, imagínense cuanto peor sería encima de lastimado caer derrotado.
Como a todo rey no me faltaba oposición, es así el poder. Los tigres con Domingo Faustino a la cabeza, no se harían esperar en esa tarea, yo estaba seguro que tampoco faltaría la ayuda de los cuervos de Juan Manuel para tal empresa.
Como padre por otra parte, no podía evitar el pensar en mi familia, mi pobre mujer y el pequeño Ernesto, cómo harían para soportar una situación así. Pensar en el ejemplo que le daría a mi propio hijo hacia que ahora no solo lagrimeara mi pata, sino que mis ojos se humedecieran.
La conclusión entonces era clara, no debía yo volver o de hacerlo no tendría que notarse mi mal paso en la arboleda aquella tarde.



por peperino.-

3 Comentários:

Anonymous dijo...

y? se notó?

Anonymous dijo...

Creo que alguna vez leí en algún lugar algo así como que cuando uno escribe es como si se mostrara al desnudo...dejas que interpreten tus deseos, que perciban tus temores, que lean tus pensamientos y, entre tantas cosas, que descubran tu lado más fuerte....pero lástima que el más vulnerable también, ¿no?

. dijo...

Claro que sí. Es muy así. Gracias por la firma a pesar del anonimato.

Slds

Publicar un comentario

Más voces desde el sur del mundo © 2008. Template by Dicas Blogger.

TOPO