Nuevamente dejamos pasar una buena oportunidad de cambio. Me pregunto ¿de quién es la culpa?
No lo tengo claro, lo único que sé es que del lado de la oligarquía, que siempre apoyó los golpes de estado, estuvo nuevamente un sector de izquierda que dejó ver las pocas convicciones que tiene. ¿El hecho es oponerse sólo por oponerse? En algún momento pensé, erróneamente, que Vilma Ripoll estaba del lado del pueblo y demostró que no es así. Apoyando al campo pudimos divisar “figuritas” detestables de la política argentina, oportunistas que buscan ser reconocidos y vieron la ocasión estando con los cuatro individualistas de las organizaciones rurales.
No sé, creo que a este Gobierno hay que exigirle mucho, pero no puedo creer que haya políticos llamados de izquierda que digan que votaron en contra de las retenciones, porque ellos tenían otra propuesta. Cosa que veo muy bien, pero no se discutía eso. De esta manera le dieron la oportunidad a los que siempre llevaron las riendas para que sigan haciendo de las suyas. ¿No pensaron en eso?
La izquierda de este país deja mucho que desear, ya que cuando se tiene que jugar no lo hace.
Hoy siento bronca, desazón, angustia, muchas cosas que quizás no me dejan ver con claridad. Muchas veces recalco que no soy k y que no lo seria, pero como dije antes no creo que sea buena la oposición por el sólo hecho de enfrentarse y nada más.
Ahora, el vicepresidente dijo que votaba siguiendo su pensamiento y el de su partido de origen. Me pregunto nuevamente ¿qué hace en un gobierno peronista, si no iba a apoyar el proyecto? De mi punto de vista prefirió estar del lado del poder económico antes que darle una mano al pueblo.
Creo que este, como dice una canción, es “un país en broma, que nunca nos hace reír” y me da mucha tristeza que así sea.
Deseo que algún día podamos dejar de lado nuestros propios interese y pensar en aquellos que la pasan pésimo, para poder hacer de la Argentina un país serio en donde todos podamos sonreír.
POR VELCHE.
Se encuentra frente al televisor. Mira frivolidad, sólo frivolidad. Siente algo raro en el pecho. No sabe que es pero le molesta, le duele. La angustia aumenta, aún no entiende porque. Tiene todo en la vida, piensa. No sabe que él, como todos, posee muchas falencias. De repente estalla en llanto. Está solo en su casa, no tiene quien lo ayude. No puede pensar con claridad. La desesperación lo va a matar, piensa nuevamente. No sabe que la solución está dentro de él. 
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