martes, 23 de marzo de 2010

NO a las botas, SÍ a los VOTOS






















Uno puede estar o no de acuerdo con el Gobierno que administra el país. Puede putear porque las AFJP ya no se quedarán con nuestro dinero, porque las jubilaciones sufren dos aumentos por año, le puede parecer muy mal la Asignación Universal por Hijo, le puede dar por las bolas que se recuperen fabricas por parte de los trabajadores (y que el ejecutivo lo apoye), te puede molestar que hayan comenzado los juicios a los represores de los 70, podes incomodarte porque el país tuvo una recuperación económica muy fuerte (aunque Clarín diga lo contrario). Te puede enojar mucho que el INDEC mienta (más allá de que nunca te hayas fijado en eso y que por más que diga la verdad, los precios en el mercado no van a variar). Hasta podes añorar la década de los 90 (esa que dejó en la calle a miles y miles de personas, mientras otras gozaban de una vida ficticia) O podes pensar todo lo contrario a lo anterior.

Pero de lo que no se puede renegar jamás es de ir a votar cada cuatro años. Porque eso es la democracia, la oportunidad de cambiar nuestro destino con el sólo hecho de ir a manifestar tu alegría o tu bronca. Claro que no siempre va a ganar quien nosotros queramos. Pero no importa porque existe la posibilidad de ir, junto a otros que piensen como nosotros, a manifestarnos a la Plaza de Mayo (como pasó en 2001). Eso sí que no lo podríamos hacer en dictadura; porque ahí tenes que comerte la bronca de no poder hacer nada cuando desaparecen tus familiares, tus amigos, tus vecinos y nadie te da una mano por el sólo hecho de tener miedo.

En democracia podes estar en cualquier ámbito y hablar mal o bien del Gobierno, cosa que mediante el “proceso de reorganización nacional” no podrías haber hecho porque te comías una tortura (en el mejor de los casos).

Recordemos siempre que la cobarde dictadura militar desapareció a toda una generación que pensaba, que hacia, que luchaba. No olvidemos que los militares endeudaron al país en complicidad con una gran parte de la sociedad civil, entre tantas otras cosas que nos hundieron.

Por eso hoy 24 de marzo recordemos a nuestros desaparecidos y repudiemos todos juntos los malditos golpes de estados que sucedieron a lo largo de toda nuestra América. Porque como dicen Las Madres de Plaza de Mayo: “No pudieron apagar tanto fuego”.

Por Guillermo Lezcano

miércoles, 10 de marzo de 2010

RATAS

Los que hoy se juntan en ¿defensa? de los intereses argentinos. Los que hoy dicen ser los justicieros del pueblo. Los que realizan ruedas de prensa y cuando un periodista les hace una pregunta que está fuera del listado permitido, no saben que decir. Son los mismos que gobernaron nuestro país allá por los 90 y los 2000- 2001 ¿se acuerdan? Sí esos mismos, los que vendieron todas las empresas del Estado, los que hundieron al país en el neoliberalismo salvaje. Los que se cansaron de hacer todo lo posible para aumentar el porcentaje de desocupación. Los que hicieron desaparecer las reservas del BCRA y crearon el corralito y el corralón. Son esos mismos contra quienes lucharon miles y miles de ahorristas, para recuperar sus mangos. Esos que se regodean porque hoy tienen mayoría en las dos cámaras legislativas para impedir cualquier medida que apunte a mejorar, aunque más no sea un poco, la vida de los argentinos. Esos que se hacen llamar oposición como un todo, pero que en realidad son más heterogéneos que el agua y el aceite. ¿Esos son los que nos van a salvar? NO.

Tengamos memoria y no caigamos en la trampa impuesta por estas RATAS, empleadas de las grandes corporaciones y monopolios que instalan mentiras por verdades, que dicen que todo está mal, que no estamos bien vistos en el exterior, los que sólo ponen a la inseguridad como bandera de desprestigio (cuando toda la vida existieron los asesinatos y robos, el tema es que antes no lo magnificaban). Observemos la realidad, de arriba abajo y de los dos lados, y analicemos por nuestros ojos quién es quién en este juego de intereses cruzados. No les creamos a estas RATAS.

Por Guillermo Lezcano

lunes, 1 de marzo de 2010

¡Mirando para otro lado!



Se hizo de noche. En una mesa sucia se torturaba con los mismos pensamientos que lo siguieron desde que leyó el primer titular:

- Que cambió el clima, que un hombre de Fiorito tiene el 80 por ciento de una lista, que se sacudió la tierra y que volvieron las clases...

Pero él seguía preguntándose por qué la indigencia, como siempre, no era noticia. ¿Sería que no sorprende a nadie?

Más vueltas le daba al tema y más se confundía. Se hundía en cada pensamiento. Se deprimía y llegaba a dudar si sólo él notaría esto o si habría alguien más en igual situación.

Volvió a llenar su vaso... Todo muy despacio... Casi en silencio...

"Así nos encontró el Bicentenario, ¡mirando para otro lado!", le pareció escuchar desde otra mesa. La frase que, si sonó, lo hizo bajito en algún bar del conurbano le devolvió algo de esperanzas. Terminó de un trago el vaso casi lleno y se retiró, un poco más reconfortado.

Si bien es tarde, ya sabe que al día siguiente va a volver al mismo antro, como siempre, con la ilusión de que la noche por una vez lo encuentre animado.



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