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Cuando creemos que todo está perdido, cuando todo lo que se hizo hasta aquí no prosperará, sólo nos queda pensar en que para algo valió nuestro existir. Para dar vida, amor, educar. Y eso sí quedará para siempre.

Claro que a lo largo de nuestro transitar se cometen errores. Somos mortales y de eso estamos hechos; de aciertos y desaciertos. De eso se construye nuestra supervivencia.

La magnitud de felicidad que podamos recolectar, en nuestro pensar para atrás, es sólo un estado. El fin de lo que conocemos como vida, también lo es.

Borges escribió: “Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un sólo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es”. Cuando logramos esto nos podemos marchar sin miedo.

por Velche.-